Primero vamos a preparar la crema de queso. Calentamos la leche, la nata y el queso hasta que funda, en un cazo a fuego lento y lo dejamos reposar. Una vez reposado lo trituramos, lo colamos y reservamos en nevera para más tarde poder montarlo con varillas.

Pasamos a preparar el gazpacho. Cortamos el melón, apartamos las pepitas y la piel, y lo trituramos junto con los dos tomates, el pimiento verde, solo la parte verde de la cebolleta, y la parte verde del pepino, que será lo que de ese color verde tan atractivo a nuestro gazpacho. Añadimos un poco de vinagre de manzana. Rompemos con la mano y echamos en nuestro recipiente las hojas de hierbabuena y la albahaca, un pelín de azúcar y una pizca de sal para potenciar los sabores y volvemos a triturar. Añadimos un chorrito de aceite de oliva para ligar hasta que quede con la textura que busquemos. Si queremos que quede más espeso podemos triturar un poco de miga de pan. Finalmente colamos y enfriamos.

Para el crujiente de jamón, ponemos aceite de girasol o de oliva muy suave para que no le quite el sabor al jamón, y freímos las láminas a fuego medio. Cuando el aceite deje de burbujear, signi ca que el jamón está ya completamente deshidratado, sacamos las láminas con cuidado de que no se rompan y reservamos. Montamos con varillas la crema de queso bien fría.

Ya solo nos falta montar nuestro plato. Aplastamos una bolita de pan en el fondo del plato donde vamos a colocar nuestra quenelle para evitar que se mueva dentro del plato una vez que echemos el gazpacho. Con una cucha- ra o dos, templadas con agua caliente para evitar que se pegue, hacemos la quenelle (croqueta) y la posamos en el plato. Colocamos encima de la quenelle el crujiente de jamón y unas hojitas de hierbabuena. Sacamos direc- tamente de la nevera el gazpacho y vertemos en nuestro plato, unas gotas de aceite para rematar y ya tenemos todo listo para disfrutarlo.

¡Qué plato más rico y más saludable! Abrazotes.