Primero cortamos por la mitad el aguacate, teniendo en cuenta el hueso que tiene en el centro. Cogemos cada mitad y sin quitar la piel, con el cuchillo hacemos unos cortes en horizontal y vertical y con una cuchara rebañamos y separamos la carne de la piel.  Lo ponemos todo en un mortero y con un tenedor machacamos. Añadimos un poco de zumo de lima para evitar que el aguacate se oxide inmediatamente.

Después cortamos la cebolleta, muy pequeñita y el tomate en cuadraditos y añadimos todo al aguacate en el mortero. Cogemos las hojas frescas de cilantro y las rompemos con las manos, así evitamos que el aroma se quede en la tabla y en el cuchillo si las cortásemos.  Mezclamos junto con el resto de los ingredientes.

Añadimos un poco de sal y un poco de aceite de oliva y emulsionamos. Reservamos en la nevera para que esté fresquito. Nosotros siempre preferimos machacarlo a mano y no utilizar ninguna máquina trituradora, para que la textura sea más agradable.

Solo nos queda cortar las tortillas de trigo integral en triángulos, pincelarlos con un poquito de aceite y meterlos en el horno precalentado unos minutos a 200º c. Dejamos que se enfríen para que estén crujientes.

El aguacate es increíblemente nutritivo, tiene un alto contenido en aceites vegetales y propiedades antioxidantes. Es rico en grasa vegetal que aporta beneficios al organismo y en vitaminas E, A,B1, B2, B3, proteínas, y minerales,  además de ser muy ricos en fibra y tener más potasio que los plátanos.

Es una receta muy nutritiva y fácil de hacer. Preparadla en familia ya aprended con los más pequeños a comer de una manera saludable y divertida. ¡A comer!